La firma de las cartas por la democracia obliga a los candidatos y a los partidos postulantes, que las suscriben, a respetar los resultados electorales y, en caso de que se alegue alguna irregularidad, apelar los resultados mediante las vías institucionales. También se obligan a hacer de las campañas verdaderos ejercicios democráticos, evitando los llamados a la confrontación ciudadana.
Al mismo tiempo, los representantes de los partidos políticos se obligan, mediante las cartas por la democracia, a adecuar sus estatutos para hacer de las elecciones internas verdaderos ejercicios democráticos, transparentes y públicos.
Mediante la elaboración y suscripción de cartas por la democracia, Generación X busca tener una prueba fehaciente del deber de candidatos y partidos, para cumplir sus propuestas de campaña, detallando las políticas públicas que habrán de seguir y la manera en que harán realidad dichas propuestas.
Las cartas por la democracia deben ser firmadas ante representantes de la sociedad civil y representantes de los partidos políticos.
Un documento de esta naturaleza sirve como una prueba para exigir el cumplimiento de las obligaciones adoptadas; esta exigencia, si bien es de carácter ético, debidamente encausada, se convierte en una fuerte herramienta de presión, que fortalece a la ciudadanía y otorga mayor participación a la sociedad civil.
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